La risa y el sexo

Cuenta La Biblia que cuando Dios le dijo a Abraham que iba a bendecir a su mujer, Sara, dándole un hijo, este anciano se postró sobre su rostro y rio, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijos? ¿Y Sara de noventa ha de concebir?

Dios le respondió a Abraham que así sería y que su hijo llevaría por nombre Isaac, que significa risa (palabra que viene del hebreo “iaag”).

También se relata que en otra oportunidad Sara escuchó cuando Dios le dijo a Abraham que su mujer tendría un hijo. Sara se rio entre sí, y Dios le dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: “Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?”

De manera que la risa, como se refleja en los dos pasajes bíblicos,, tiene dos significados, dependiendo del momento y circunstancia en que surja.

Los hebreos y los griegos le dieron mucha importancia al gesto de la risa y su significado. Hay una risa que se relaciona con la alegría y el placer y una risa burlona y desenfrenada, mediante la cual el poderoso se ríe del débil, el triunfador del perdedor y el sano del enfermo.

Los griegos tienen dos palabras para designar risa según se trate para denotar alegría (gelao) o para burlarse de algo o de alguien (Katagelao). De hecho el verbo que utilizan para risa (como alegría) es el mismo que se usa para brillar y resplandecer de alegría, mientras que la palabra risa en su segundo significado incluye un prefijo (cata o kata) que hace referencia a lo que va cayendo, lo que va de arriba hacia abajo, lo que se subvierte, y se utiliza para cuando las cosas quedan invertidas o dadas vueltas, por ejemplo la palabra catástrofe.

Entonces, según estas interpretaciones, pareciera que la verdadera naturaleza de la risa tiene un matiz positivo, asociada con la alegría, y sólo cuando ese orden es subvertido la risa cobra un sesgo negativo.

De ahí que la risa de Sara resultó burlona para Dios a diferencia de la risa de Abraham que envolvía su alegría ante la posibilidad de ser padre.

Los latinos tenemos dos palabras para referirnos a la risa: “sonrisa” que significa reírse un poco o levemente; ofrecer un aspecto alegre o gozoso; dicho de un asunto, de un suceso, de una esperanza, mostrarse favorable o halagüeño para alguien. Y “risa”, movimiento de la boca y otras partes del rostro, que demuestra alegría; voz o sonido que acompaña a la risa; lo que mueve a reír.

No tenemos una palabra específica como sí la tienen los griegos cuando nos queremos referir a una risa burlesca. Siempre vamos a anteponer la palabra risa a cualquier expresión que infiera burla o falsedad. La Real Academia Española enumera varios tipos de risa, por ejemplo define la risa de conejo como aquella risa forzada o fingida, risa falsa (risa que alguien hace fingiendo agrado); risa sardónica (risa afectada que no nace de alegría interior).

También decimos que alguien se muere de la risa cuando la risa es inmoderada y escandalosa y aunque usamos esta expresión comúnmente, existen casos de personas que han muerto, literalmente, de la risa. A esto se le conoce como hilaridad fatal.

Y la risa no sólo es de los humanos. Los perros, las ratas y los chimpancés también pueden reír. Estos animales ríen cuando están jugando y mientras más juegan más ríen. Este comportamiento pareciera probar que la risa humana evolucionó para convertirse en una forma de expresar sentimientos.

En definitiva, la risa como manifestación de alegría y bienestar, es una descarga emocional que podría definirse como una reacción psicofisiológica.

Fisiológicamente la risa provoca en nuestro cuerpo contracciones enérgicas del diafragma, las cuales son acompañadas por una expresión facial que exige el movimiento de hasta cincuenta músculos faciales y puede generar secreción lacrimal. En total, la risa pone en movimiento alrededor de trescientos músculos diferentes en todo el cuerpo. Por último, ese movimiento viene acompañado por una serie de cambios respiratorios y circulatorios.

Todas esas manifestaciones que provoca la risa en nuestro cuerpo generan una sensación subjetiva conocida como hilaridad, cuyo goce se ha comparado con el de la actividad sexual y otras reacciones placenteras del organismo.
Cuando reímos nuestro cuerpo genera endorfinas, dopamina, serotonina y adrenalina, todas ellas hormonas que contribuyen al bienestar físico.

Hunter Doherty “Patch” Adams, un médico estadounidense, famoso por sus teorías respecto a la curación mediante la risa, decía que “Resulta importante contar con personas que sepan provocar risas en los enfermos, que tengan las capacidades del payaso: adecuado lenguaje corporal, mímica de la cara y expresiones del cuerpo, ya que eso provocará, además de risas en los pacientes, una empatía adecuada entre doctor y enfermo”.

Charles Chaplin también hizo alusión al tema de la siguiente manera: “La risa es un tónico, un alivio, un respiro que permite apaciguar el dolor”. ¿Y tú ya reíste hoy? ¿Lo hiciste como Abraham o como Sara?