¡Junio de cuarenta días!

El sexto mes del año, según el calendario gregoriano. El que lo divide en dos.

Algunos afirman que el nombre “Junio” es un homenaje a la diosa romana Juno, hermana y esposa de Júpiter. Se la consideraba la diosa de la maternidad, protectora de las mujeres y del Estado. También era la reina del Olimpo. Otros dicen que es en honor al fundador de la república romana Lucio Junio Bruto.

Lo cierto es que junio es un mes donde el cielo es de un azul cálido y amplio. Los días son de una temperatura perfecta, al menos en este lado del mundo. Es el mes que despide la primavera y le da la bienvenida al verano.

Junio también es el mes en el que mi madre espera que florezcan sus “cuarenta días”. Ella cada año guarda las semillas de sus flores, una vez que estas dan todo su esplendor, aroma y colores. Y lo hace con un recelo increíble. Tiene tantas semillas guardadas que es imposible sembrarlas todas en nuestro pequeño jardín. De manera que mi querida madre esparce semillas de sus flores en los jardines de nuestros vecinos, familiares, amigos y otros.

Cualquier pedacito de tierra es ideal para que mi madre siembre sus semillas. Ella se las ingenia para que suceda el milagro de la naturaleza y broten en pocos días sus hermosas flores.

¡“Cuarenta días”! Así se le conoce en algunos países y es debido a que estas plantas mantienen sus flores por ese periodo de tiempo. Pero también es conocida como “Flor mística o flor de papel”, aunque su nombre científico es “Zinnia Elegans”. Todos los nombres usados para llamar a esta elegante y frágil flor son exquisitos y llenos de significados “místicos” (uno de los nombres usados para esta flor).

El 40 es un número que hemos tenido presente toda la historia de la humanidad. Afirman los cristianos que por 40 años Moises guió a los Hebreos a través del desierto, Jesus también pasó 40 días en el desierto después de resucitar. Jonas predicó el arrepentimiento en la ciudad de Nínive por 40 días. El diluvio, según el Génesis, duró 40 días y 40 noches. Jesús fue presentado en el Templo a los 40 días de su nacimiento. Goliat desafió a los israelitas por espacio de 40 días hasta que fue vencido por David.

Más recientemente, hemos incorporado a nuestro vocabulario la palabra “cuarentena”, para referirnos al tiempo de catorce días que estima la Organización Mundial de la Salud, dura la incubación del COVID-19. Y aunque no son 40 los días de esta cuarentena, el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) ha matizado el significado de “cuarentena”, señalando que no tiene que ser necesariamente de cuarenta o catorce días, por lo que “Pese al origen de la palabra, el tiempo que dura una cuarentena puede variar según el caso”.

Y es que, según explica la RAE, las cuarentenas si eran de cuarenta días. Al parecer durante la epidemia de peste negra en el siglo XIV se mantuvieron aislamientos de cuarenta días cuya duración se fijó en recuerdo del número de días que Jesús pasó en el desierto, como ya lo habíamos mencionado.

También tenemos una palabra que tiene que ver con el número 40, que es la cuaresma. Proviene del latin quadragesima, que significa “cuadragésimo día”, en referencia al período que abarca antes de la Pascua. Se dice que es un período de preparación, purificación, reflexión y conversión espiritual, en los ritos judeocristianos.

Aunque las semillas de mi madre no saben de ritos ni eventos relacionados con el número cuarenta, ellas se preparan para iluminar nuestros jardines con infinitos pétalos de colores. Ya la veré cuidando sus plantas de las plagas y del calor inclemente. Quizás no les pueda dar la atención que todas exigen pero ella hará todo lo que esté a su alcance para lograrlo. Lo más preciado de todo este renacer anual, es ver en la cara de mi madre una placidez y alegría solo comparables con la satisfacción que ella tiene de su descendencia. Y aunque aún no llegamos a cuarenta, la cantidad de personas que mi madre ha cobijado y protegido como sus flores, debe estar cerca de ese místico número.