Elegancia y sus amigos

A las seis de la tarde en punto llegó a la cafetería “El Fracaso”, Elegancia, una mujer cargada de una nobleza, gracia y sencillez que la hacían única. Había quedado en encontrarse allí con unas personas que solo conocía a través de fotografías y publicaciones que habían subido a Facebook, a un grupo llamado Empoderados.

No había nadie más en el lugar a pesar de ser esa la hora acordada por todos para la reunión. 

En las paredes pintadas en tonos marrones podían verse autografos de artistas y figuras públicas famosas. Las alfombras estaban mullidas por el uso y el tiempo, sin embargo aún resaltaban arabescos persas multicolores, lo que llevaba a suponer un pasado glamoroso y resplandeciente. 

Cerca de la cocina había una copia de una pintura de Cruz Diez y al lado, como formando parte de esa obra artística, estaba el mesero, un hombre alto y delgado, de cara apesadumbrada. 

Elegancia se sentó cerca de la puerta para avistar a sus nuevos amigos que se habían atrasado. Cinco minutos después repicó su teléfono, era un chico del grupo de nombre Maleable, quien le dijo que quizás no llegaría al encuentro por que sus padres le habían suplicado que los acompañara esa noche a cenar en casa cuando se enteraron de sus intenciones de salir con unos amigos. Elegancia lo escuchó pacientemente y siendo que ella tiene un gran corazón, le deseó una muy buena noche con sus padres en la cena familiar.

Al poco tiempo llegó Frenesí, una hermosa mujer de labios rojos y ojos grandes, verdes y almendrados que saltaban de alegría. Todos en el bar fijaron su mirada en ese torbellino de pasiones, era escandalosa sin dejar de ser sumamente atractiva. Se acercó a Elegancia y sin esperar a ser presentadas le dio un fuerte abrazo y comenzó a contarle sus locas aventuras.

Detrás de Frenesí venía su opuesta, una mujer de mal aspecto, mirada oscura e intrigante. Respondía al nombre de Suripanta. El mesero se persignó apenas la vió entrar. Estaba vestida con prendas lujosas pero en ella parecían harapos. Según se sabe, en su juventud fue corista de un teatro pero su poca o nula moral había hecho de ella una persona despreciable por todos. Se sentó al lado de Elegancia sin decir una sola palabra. 

Repentinamente, Elegancia sintió que alguien estaba a su lado pero ella no lograba ver quién era. Quizás la luz que entraba por una ventana cercana le impedía distinguir con claridad (pensó la buena mujer). Gracias al cielo llegó Epifanía, dijo. Sin embargo Frenesí y Suripanta no veían a nadie más, solo a Elegancia quien estaba sentada frente a ellas con un gesto de embeleso difícil de describir.

En ese preciso momento la puerta del bar se abrió suavemente y entró Epifanía, resplandeciente y angelical con su vestido largo de flores amarillas que parecía transportarla por el pasillo sin tocar el avejentado piso. Nadie supo exactamente si ya se encontraba allí o había llegado antes que todas, lo que sí sabían era que su presencia le había dado un toque místico a la reunión aunque nadie lo dijo.  

El mesero se acercó y preguntó si esperaban a alguien más o querían pedir ya la comida.  Todas, al unísono contestaron que tenían hambre y que iban a pedir en ese momento sus platos preferidos. Frenesí le preguntó al taciturno hombre su nombre y éste de mala gana dijo que se llamaba Infelix y se alejó rezongando. Todas rieron.

Esa tarde estuvo soleada y apacible salvo por las risas y algarabía de aquellas hermosas mujeres. Comieron y se contaron sus penas y aventuras.

Quizás algunas comenzarían una amistad duradera o posiblemente no se verían nunca más. Lo que sí es cierto es que aquella tarde la recordarían con mucho cariño.

P.D. La Real Academia Española (RAE) define Elegancia como “Cualidad de elegante” y Elegante como “Dotado de gracia, nobleza y sencillez”. 

Maleable: “Fácil de convencer o persuadir”.

Frenesí: “Delirio furioso. Violenta exaltación y perturbación del ánimo”.

Suripanta: “Mujer ruin, moralmente despreciable. Mujer que actuaba de corista o de comparsa en el teatro”.

Epifanía: “Manifestación, aparición o revelación”.

Infelix: Palabra latina que significa “infeliz” o “cualidad de no tener felicidad”.